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No hay una prueba específica que de forma aislada pueda dar esta información.
La forma más sencilla de evaluar la intolerancia al gluten, es mediante el retiro del mismo de la dieta y su posterior reintroducción. Así, si existe una mejoría notoria y claramente identificada de los síntomas al retirarlo por completo de la dieta, así como una reaparición de los mismo con su reintroducción, se hace evidente la intolerancia.
Hay algunos estudios que permiten sospechar este tipo de relación pero son particularmente valiosos en casos de enfermedad celíaca o alergia al gluten, entre estos: pruebas de anticuerpos, biopsias intestinales, pruebas cutáneas para la alergia.
Otras formas de sensibilidad al gluten no celíacas, se relacionan principalmente con la evaluación de los síntomas y su relación con la dieta. Es decir, es un diagnóstico más clínico que por estudios de laboratorio. En algunos casos su médico podrá sugerir algunas de las pruebas mencionadas, entre otras, con el fin de descartar las otras condiciones que pueden acompañarse de más riesgos o limitaciones.