Los ACV pueden tener origen isquémico (falta de oxígeno) o hemorrágicos (falta de irrigación sanguínea):
- Los primeros se suelen originar por émbolos, trombos o coágulos sanguíneos que obstruyen una arteria cerebral. Son causados por problemas de coagulación o vasculares principalmente de los miembros inferiores. La forma de prevención es tratar las patologías que se relacionan con la formación de trombos, émbolos o coágulos.
- Los segundos se originan por la ruptura de una de estas arterias. Por lo general se causan por hipertensión arterial o malformaciones de vasos sanguíneos como los aneurismas. La prevención se hace tratando adecuadamente ambas condiciones.