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La artritis reumatoide, es una enfermedad inflamatoria, crónica, sistémica y autoinmune. Afecta principalmente la membrana sinovial lo que ocasiona inflamación dolorosa de pequeñas y grandes articulaciones y puede existir compromiso en otras partes del cuerpo (por ejemplo, en piel o pulmones) a lo largo de su evolución. Su pronóstico, es variable.
El tratamiento deberá ser individualizado a las características clínicas de cada persona, con un enfoque multidisciplinario y siempre será en el mejor beneficio del paciente.
El tratamiento no farmacológico tendrá el objetivo de mantener la capacidad funcional del paciente, tratando las consecuencias de la enfermedad como dolor, debilidad muscular o limitación del movimiento, previniendo el deterioro. Como parte de este tratamiento, se puede incluir:
El objetivo del tratamiento farmacológico estará indicado en el control de la inflamación y el dolor mediante medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINES), también podrá considerarse el uso de esteroides como terapia conjunta y de forma temporal. Eventualmente, puede ser necesario el uso de fármacos modificadores de la enfermedad o de terapia biológica; esto dependerá de las condiciones del paciente y de la valoración de su médico tratante.
Es importante que sepa que el tratamiento temprano del paciente con artritis reumatoide incrementa la probabilidad de controlar el proceso inflamatorio y reducir el daño estructural, por lo no debe usted considerarla como una enfermedad terminal.
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