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La Cándida glabrata es un patógeno que puede estar presente tanto en infecciones intrahospitalarias como en infecciones superficiales. Su colonización e infección está facilitada por uso previo de antibióticos de amplio espectro, hemodiálisis y fluconazol. En frecuencia de aislamiento, es el segundo más frecuente después de C albicans. Generalmente las personas pueden ser portadoras (no presentan síntomas) pero muchas veces se puede encontrar este microorganismo en infecciones de la sangre y en los hospitales. Las infecciones son difíciles de tratar y debe realizarse un estudio conocido como antifungigrama para determinar el adecuado tratamiento. No requiere una dieta especial a menos que sea una candidiasis intestinal.