Lamentablemente la displasia de cadera no cuenta con síntomas claros, puede pasar desapercibida hasta generar problemas en la adultez. Que su hijo no gatee no es problema a esta edad, pero que logre sentarse correctamente tampoco es garantía de que no pueda existir la displasia.
A nivel de la consulta, el médico puede sospecharla cuando encuentra piernas de tamaños diferentes o al evaluar la articulación percibe un pequeño click.
Por lo general la radiografía de caderas sólo se realiza en una ocasión (a los 4 meses que coincide cuando se aprecian mejor los huesos formándose o núcleos de osificación), si esta primera radiografía es satisfactoria no suele repetirse. Cuando los núcleos no estaban completamente madurados o quedan dudas en esta o la clínica, se puede repetir a los 8 meses.
Es posible que su médico haya enviado el control porque no se apreciaba completamente desarrollado el hueso en la primera radiografía. Este tranquila, la realización de la radiografía tampoco representa riesgos para su bebé.
Siga las recomendaciones de su médico respecto a los controles radiológicos y no olvide la asistencia a consulta de crecimiento y desarrollo y vacunación.