Los infartos es muy difícil detectarlos ya que nunca se sabe cuando se van a producir, sin embargo, se puede sospechar en aquellas personas que presenten factores de riesgo para que sucedan.
Recuerda que los infartos de corazón se producen por lo general por el taponamiento de una o varias arterias coronarias por placas ateromatosas que contiene colesterol, estas placas se van acumulando de forma silenciosa hasta que producen el taponamiento y el infarto como tal. Algunos de sus factores de riesgo de padecer cardiopatía que no puede cambiar son: Su edad.
El riesgo de cardiopatía aumenta con la edad. Su sexo. Los hombres tienen un riesgo más alto de padecer cardiopatía que las mujeres que todavía están menstruando. Después de la menopausia, el riesgo en las mujeres se acerca al de los hombres. Sus genes o raza. Si sus padres padecieron cardiopatía, usted tiene un riesgo más alto. Los afroamericanos, americanos mexicanos, nativos americanos, hawaianos y algunos asiáticos americanos también tienen un riesgo más alto de sufrir problemas del corazón.
Algunos de los factores de riesgo de padecer cardiopatía que usted PUEDE cambiar son: No fumar. En caso de que sea un fumador, deje de hacerlo. Controlar el colesterol a través de la alimentación, el ejercicio y los medicamentos.
Controlar la hipertensión arterial a través de la alimentación, el ejercicio y los medicamentos, de ser necesario. Controlar la diabetes a través de la alimentación, el ejercicio y los medicamentos, de ser necesario. Hacer ejercicio por lo menos 30 minutos al día. Mantener un peso saludable comiendo alimentos sanos, comiendo menos e inscribiéndose a un programa de pérdida de peso, si necesita bajar de peso.
Aprender formas saludables de hacer frente al estrés a través de clases o programas especiales o recursos como meditación o yoga. Limitar la cantidad de alcohol que toma a 1 trago al día para las mujeres y 2 para los hombres.
La buena nutrición es importante para su salud cardíaca y le ayudará a controlar algunos de los factores de riesgo. Escoja una dieta rica en frutas, verduras y granos enteros. Escoja proteínas magras, tales como pollo, pescado, fríjoles y legumbres. Escoja productos lácteos bajos en grasa, tales como leche al 1% y otros artículos bajos en grasa. Evite el sodio (sal) y las grasas que se encuentran en alimentos fritos, alimentos procesados y productos horneados. Coma menos productos animales que contengan queso, crema o huevos. Lea las etiquetas y aléjese de la "grasa saturada" y cualquier alimento que contenga grasas "parcialmente hidrogenadas" o "hidrogenadas". Estos productos generalmente están cargados de grasas poco saludables.