Esto puede deberse a una mala postura, a rigidez muscular, a falta de estiramiento o a retracciones pulmonares.
Lo más recomendable es que al despertar te estires correctamente y realices respiraciones profundas en las cuales sostengas el aire en los pulmones por por lo menos 5 segundos y expulses lentamente. Con el paso del tiempo debería disminuir la molestia.