En estos casos lo más recomendable es lavar la zona con agua y jabón común, no antibacterial, varias veces al día, mantener limpia, seca y en lo posible descubierta el área afectada, se puede aplicar también calor húmedo local en forma de paños de agua caliente con sal común, y también sería adecuado acudir a una valoración médica presencial para realizar un diagnóstico y tratamiento adecuado, ya que pudiera necesitarse de terapia antibiótica. Evite automedicarse. En caso de empeoramiento de los síntomas, aparición de fiebre o malestar general, acuda a un servicio de urgencias.