Lo más recomendable es que pasen mínimo 8 horas de la última alimentación, sin embargo en personas con una digestión lenta o enfermedades que disminuyan la motilidad gastrointestinal como la diabetes pueden llegar a ser necesarias 10-12 horas. Las comidas ligeras pueden haberse digerido en 6 horas mientras que comidas muy grasosas ya bundsntes pueden durar entre 8-10.