Para evitar la resequedad de la piel es importante mantener una hidratación adecuada, no sólo local en la piel sino sistémica con abundante agua (8 vasos al día). Aumente el consumo de frutas, utilice cremas hidratantes especiales para pieles secas (que no contengan alcohol ni perfumes), evite los baños largos, use agua tibia, jabones suaves preferiblemente dermatológicos para pieles sensibles. Si los síntomas persisten, consulte a su médico tratante.