El organismo produce más sangre para enviarle nutrientes al bebé, haciendo que el corazón y los órganos involucrados trabajen más de lo habitual. Al comienzo del embarazo se forma la placenta y el bebé experimenta la etapa inicial de su desarrollo en la que se forman los órganos principales y ello requiere de energía.
Las hormonas también juegan un papel fundamental. Se cree que la somnolencia es producida por el incremento en el nivel de progesterona, que trabaja activamente durante las primeras semanas preparando el útero para la implantación del óvulo fecundado. Además si sumamos las náuseas, eventualmente los vómitos y el estrés emocional que se vive durante los primeros meses, es normal que el cuerpo pida más descanso para recuperar fuerzas.
El tratamiento de esto es un descanso adecuado y aprovechar el tiempo que tenga para dormir, mantener una dieta balanceada y aumentar la ingesta de frutas y verduras.