El dolor puede corresponder a diferentes causas, por ejemplo, una lesión como golpe o abrasión superficial de la piel, una picadura de insecto, una reacción alérgica localizada, una infección de la piel y tejidos blandos, entre otros.
Es importante identificar además del dolor, las características del área afectada. Si la piel se encuentra roja, caliente, hinchada, y muy dolorosa a la palpación, puede ser señal de que existe una infección. Si la piel se encuentra con habones, ronchas o sarpullido, podría tratarse de una alergia.
Puede intentar disminuir el dolor con medidas locales como las compresas frías o tibias sobre la zona, o utilizando ungüentos analgésicos.
Si el dolor continúa o si hay signos de infección, es necesario que consulte personalmente pues se debe examinar la zona para determinar la posible causa del dolor y poder darle el tratamiento apropiado.