Para dejar de hacerlo debes afrontar los problemas antes que cortarte, existen formas más saludables y duraderas que no dejan cicatrices físicas ni emocionales.
El primer paso es obtener ayuda para resolver los problemas que desencadenan la conducta de cortarse, esto es lo más complicado, admitir que uno se corta o hablar con alguien sobre el tema, elige a alguien de confianza para hablar por primera vez de que te cortas (uno de tus padres, un orientador de tu centro de estudios, un profesor, un entrenador o un médico). Si te resulta demasiado difícil hablar directamente sobre el tema, escríbelo en un papel.
El segundo paso es averiguar qué sentimientos o situaciones te provocan esa conducta. ¿El enfado? ¿La presión a ser perfecto? ¿Un problema de pareja o identidad? ¿Una situación traumática o una pérdida dolorosa? ¿Las críticas destructivas o los malos tratos?. Identifica los problemas que tienes y luego explícaselos a alguien.
El tercer paso es pedir ayuda, cuéntale a alguien que necesitas ayuda para resolver tanto tus problemas como la conducta de cortarte. A pesar de que cortarse puede ser un hábito difícil de romper, es posible acabar con él. El hecho de que una persona busque ayuda profesional para superar un problema no significa que sea débil. Por lo tanto te recomiendo que busques ayuda con un terapeuta, se han formado para ayudar a las personas a encontrar en su interior los puntos fuertes que les permita sanar. Posteriormente, podrán utilizar esos puntos fuertes para afrontar otros problemas que les plantee la vida de una forma saludable, así como también mantener tu mente ocupada, en actividades extra curriculares o actividades al aire libre, realiza ejercicio físico diariamente, y mantén una alimentación saludable, evita los malos hábitos como el consumo de licor o drogas. En caso de sentir la necesidad de hacerte daño o de muerte acude al servicio de urgencias inmediatamente.