La marihuana, cuyo metabolito activo es el Tetrahidrocanabinol (THC), es capaz de atravesar la barrera entre sangre y cerebro (hemato-encefálica) y activar receptores que se encuentran en las neuronas denominados Receptores Canabinoides (CB1 y CB2). Estos últimos tienen múltiples funciones de mensajería (señalización) a nivel encefálico que al ser activados inducen al enlentecimiento de producción de neurotransmisores lo que conlleva a disminuir la velocidad de procesamiento de la información, inhibición de ciertos circuitos cerebrales y a la activación de áreas de placer y recompensa lo que permite explicar su consumo recreativo.