El cáncer en la sangre (Leucemia) se trata de procesos en los que las células blancas (Leucocitos o Glóbulos blancos) se tornan malignas y pueden llevar rápidamente a la muerte del paciente, bien sea por metástasis a otros órganos (cerebro, pulmones, hueso) o por deficiencia en las defensas del cuerpo que favorecen infecciones oportunistas (neumonías, meningitis, turberculosis, entre otras).
Esta enfermedad es generalmente manejada mediante diferentes regímenes de quimioterapia cuyo objetivo es destruir las células malignas, sumado al transplante de médula ósea en muy contadas ocasiones con el fin de generar células nuevas sin rastros de enfermedad. Lastimosamente, no se alcanza la curación en el 100% de los casos y en otras oportunidades a pesar de haberse curado puede reaparecer, por lo que se establecen otros tratamientos con objetivos diferentes entre los que se incluyen el confort y aumento del tiempo de vida del paciente, todo esto sin esperanza curativa.