Es posible que dichas molestias se relacionen con una posición mantenida por períodos prolongados o presión sobre las zonas que se entumecen. De forma aislada u ocasional no representarían mayor peligro, pero de forma persistente o recurrerente requeriría valoración.
Dentro de las condiciones a descartar se pueden estudiar alteraciones metabólicas, enfermedades de los nervios o los músculos, alteraciones en los electrolitos como el magnesio o el potasio, o deficiencias nutricionales.
Puede mantener una alimentación balanceada rica en frutas y verduras que aportarán muchos micronutrientes, realice actividad física de forma regular, durante la actividad sexual ensaye los cambios periódicos de posición o evite que su pie se encuentre atrapado o comprimido.
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