Si el apetito disminuye, el niño va a comer poco; el mayor riesgo es que empiece a sufrir deficiencias de nutrientes y minerales, si persiste por mucho tiempo puede llegar a bajo peso o incluso desnutrición.
Los niños tienen periodos de tiempo en los que comen poco y el gusto por los alimentos cambia frecuentemente, un día les gusta un alimento y al día siguiente ya no.
La primera medida que se puede tomar es la desparasitación del niño, ya que la parasitosis es una de las principales causas de inapetencia. También se puede indicar un suplemento que contenga zinc, que es muy bueno para estimular el apetito.
Otra medida es procurar que lo poco que coma el niño sea de buena calidad: carnes, verduras, lácteos.