Por lo general hay una bradicardia fisiológica que es asintomática y ocurre en los deportistas. Esto pasa porque al hacer ejercicio, el corazón se vuelve fuerte y hace que el músculo que lo forma bombee con más fuerza. Al bombear con más fuerza, expulsa más sangre a tu organismo y el cuerpo comprende que en menos latidos puede despachar la sangre suficiente para suplir las necesidades del organismo. En estas personas la bradicardia no es sintomática y no debe manejarse.
Por lo demás, existen muchas otras bradicardias que hacen parte del grupo de las arritmias cardiacas. Las razones por las que pueden presentarse son: medicamentos, alteraciones de los electrolitos, uso de sustancias psicoactivas, alteraciones neurológicas, alteraciones metabólica, fallo en la conducción eléctrica del corazón. Estas personas por lo general se quejan de mareos, sensación de que se van a desmayar, dolores en el pecho, náusea y arcadas de vómito. Suelen tener intolerancia a la actividad física y dificultad para respirar.
Una bradicardia debe ser manejada cuando el ritmo baja de 50 latidos por minutos.