El óxido de titanio se encuentra clasificado como un posible cancerígeno, con algunos estudios que relacionan su exposición prolongada en animales con el desarrollo de cáncer, no habiendo sido demostrado dicho efecto en humanos y en los niveles de exposición en el consumo de alimentos.
No existe una elevación significativa del riesgo de cáncer por la ingesta del aderezo que menciona.