Una dieta balanceada debe incluir productos tales como: proteínas (carne de res, cerdo, pollo, pescado, lácteos, huevos), vitaminas y minerales (hierro, ácido fólico, magnesio, sodio, potasio, etc) que pueden ser encontrados en frutas y vegetales, cereales que aportan fibra y favorecen el tránsito intestinal, y en menor cantidad carbohidratos (dulces, harinas, pan, papa).
Además es de gran importancia la hidratación para mantener una adecuada irrigación sanguínea a los diferentes órganos del cuerpo y favorecer su adecuado funcionamiento.