Para diagnosticar la anemia se toma en cuenta:
1. Antecedentes médicos y familiares: sensación de agotamiento y debilidad, mareo, dolor de cabeza, frió en las manos y los pies, pálidez, en algunos casos dolor de cabeza y pecho.
2. Examen físico: latidos del corazón rápidos e irregulares, respiración rápida, aumento de tamaño en el hígado y bazo. También se puede realizar un examen pélvico o rectal: buscar posibles causas de perdidas sanguíneas.
3. Pruebas y procedimientos diagnósticos: hematología completa (disminución de los valores normales de hemoglobina y hematocrito), recuento de reticulocitos, hierro, ferritina y transferrina sérica, electroforesis de hemoglobina.
Si has presentado alguno de los síntomas mencionados, acude a consulta médica presencial para valoración y realización de paraclinica pertinente e indicar así un tratamiento oportuno.