Los probióticos usados a nivel vaginal u oral de 2 a 7 veces a la semana pueden ser útiles para el tratamiento de las infecciones del tracto urinario y vaginitis, además en la prevención de recurrencias y posibles complicaciones. Su uso es el objetivo de que se produzca una recolonización de la mucosa vaginal y un descenso del pH antes de que la bacteria se pueda recuperar y así evitar la infección. Lo recomendado es que sea su médico quien indique esta terapia y la duración del mismo.