Los músculos, incluyendo los periorbitales, tienen a generar temblor ante la dificultad para mantenerse contraídos por mucho tiempo debido a que los procesos celulares internos no están diseñados o entrenados, por lo general, para mantenerse contraídos por mucho tiempo y mucha fuerza. Esta situación puede verse exacerbada por situaciones de ansiedad o estrés. Se recomienda evitar estas prácticas al no haber necesidad de realizarlo y poder provocar cefaleas o dolor ocular debido a la presión generada.