Las restricciones alimenticias y la razón de las mismas dependen de una condición de base u objetivo nutricional particular que condicione dichas razones. En términos generales no hay una restricción específica de la dieta en individuos sanos. Se recomienda evitar el consumo excesivo, particularmente de: azucares refinados (gaseosas, dulces, productos de panadería) por el riesgo de alteraciones del metabolismo de carbohidratos y relacionados por su alto aporte de carbohidratos simples de alto índice glicémico; carnes rojas por el incremento en los niveles de ácido úrico relacionados; carnes frías y procesados animales por el aporte de grasas hidrogenadas que incrementan el riesgo cardiovascular; elementos enlatados y mecatos por el alto aporte de sodio que incrementa el riesgo de hipertensión e injuria renal.
Nuevamente, no se trata de abandonar totalmente el consumo de alimentos, sino de llevar una dieta balanceada, rica en frutas y verduras, acompañado de actividad física regular. De esta forma se pueden disfrutar la mayor parte de alimentos sin restricciones.