La miocarditis es la inflamación del músculo del corazón llamado miocardio. Cuando el corazón se inflama, no puede bombear tan eficazmente debido a la inflamación y al daño sufrido por sus células y además, puede relacionarse con procesos autoinmunes que destruyen aún más dichas células. En algunos casos, este proceso es muy rápido y da lugar a una insuficiencia cardíaca o incluso una muerte súbita. En la mayoría de los casos el corazón trata de regenerarse por sí solo. El músculo cardíaco se regenera cambiando las células dañadas o muertas del músculo cardíaco en tejido cicatricial, éste no es como el tejido muscular cardíaco porque no se contrae y no puede contribuir a la acción de bombeo del corazón. Si se forma suficiente tejido cicatricial en el corazón, puede dar lugar a una insuficiencia cardíaca congestiva o una cardiomiopatía dilatada.
La inflamación del músculo cardíaco puede ser causada por:
Una infección vírica, bacteriana o fúngica.
La fiebre reumática, que puede producirse si los anticuerpos que el organismo envía para combatir una infección estreptocócica atacan en cambio los tejidos de las articulaciones y el corazón.
La intoxicación medicamentosa o química.
Las enfermedades del tejido conectivo, tal como el lupus o la artritis reumatoide.
La miocarditis se trata con analgésicos y antiinflamatorios. Si la miocarditis es parte de otra enfermedad (tal como la artritis reumatoide), el tratamiento empleado para esa enfermedad también será beneficioso para el corazón. Si la miocarditis es causada por una infección bacteriana, se recetarán antibióticos. En algunos casos podrían recetarse diuréticos, digitálicos, inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (ECA), bloqueantes de los receptores de la angiotensina II o vasodilatadores para facilitar la acción de bombeo del corazón mientras éste se regenera. Para los pacientes que sufren de arritmias, pueden recetarse antiarrítmicos. Los pacientes que sufren un daño muy grave pueden necesitar un trasplante cardíaco.