El llanto es casi el único mecanismo de los niños pequeños para comunicar al entorno las situaciones que le incomodan. Puede significar desde hambre hasta infecciones o condiciones más graves. Cuando el llanto es continuo e inconsolable se constituye como un signo de alarma y es necesario asistir nuevamente a consulta médica presencial. Adicionalmente intente reconocer otros signos de alarma como pueden ser respiración dificultosa, labios azulados, vómito de todo el alimento, fiebre mayor a 39° o lesiones específicas en la piel.