No existen estudios concluyentes sobre el consumo de linaza durante el embarazo. Sin embargo, estudios menores y otros realizados en animales ha asociado el alto consumo de linaza con alteración de los tiempos de parto, alteraciones genitales congénitas del feto, alteraciones hormonales en la madre, entre otros por lo que se sugiere ser cauto en el consumo y en caso de querer incorporarlo a la dieta debido a su alto contenido de Omega-3 y fibra consultar a un nutricionista.