La tos después de una infección respiratoria puede tardar hasta 15 días en desaparecer. Para favorecer la expulsión de la secreción se recomienda el uso de bebidas dulces y una adecuada hidratación, junto con lavados nasales usando solución salina.
Evite la automedicación y ante la persistencia de la dificultad respiratoria o fiebre acuda a valoración médica presencial.