La masturbación, desde el punto de vista médico, es una práctica habitual de la sexualidad que permite al individuo explorarse y conocerse, al igual que permite disminuir la ansiedad o relajarlo.
No se considera una práctica perjudicial y no hay contraindicación para su realización. La frecuencia de la misma es a decisión de cada persona. No existe algo malo en ella, en tanto no afecte sus actividades cotidianas o perjudique a otras personas.