Las pruebas para VIH se clasifican en generaciones, de acuerdo a la evolución de las pruebas y su confiabilidad. Las de cuarta generación se consideran altamente confiables si se toman incluso tras 15 días de la exposición, pues identifican en sangre partículas específicas del virus.
Por esta razón un reporte negativo a los 43 días, como en su caso, es bastante confiable. Igualmente es recomendable el seguimiento médico y control en 6 meses.