El estrés uno de los desencadenantes -en muchas ocasiones- del llanto, ha sido reportado como un claro factor de riesgo para múltiples enfermedades dentro de las que se encuentran las cardiovasculares, cuyas complicaciones son consideradas las principales causas de muerte en la mayoría del mundo. Adicionalmente, un estado de ánimo depresivo puede predisponer a situaciones poco sanas que en muchos casos acortan la vida. De esta forma, tanto de forma indirecta como directa, "llorar" puede contribuir a acortar la vida.