Al recibir traumatismos en la cabeza se corre el riesgo que los vasos sanguíneos que se encuentran dentro del cráneo se rompan y generen un sangrado. Como el cráneo es una bóveda rígida y cerrada, la salida de sangre genera un compresión del cerebro. Como allí es el comando central para las diferentes funciones básicas que permiten la vida, como la respiración y los latidos cardíacos, estos se pueden ver afectados y la persona puede morir de forma rápida (dependiendo de la intensidad del sangrado) por paros cardio-respiratorios.