Es un medicamento recetado para personas que han convulsionado o que hacen crisis epilépticas. Su control debe ser muy estricto, además que es un medicamento que se vende con fórmula médica. Dentro de sus efectos secundarios más frecuentes se incluyen náuseas, vómitos y malestar gastrointestinal, dolor abdominal, debilidad, cansancio, hinchazón facial, pérdida de apetito y vómito.
Ningún medicamento debe ser consumido por un paciente sin que se lo haya ordenado un médico.