De acuerdo a lo comentado no hay nada anormal en su relato respecto a sus actividades. Desde el punto de vista médico no hay una enfermedad subyacente respecto a la frecuencia con la que se realiza actividad sexual si esta es realizada por consentimiento de ambas partes, sin exponer su integridad y sin alterar su funcionamiento social.
Si esto sea asocia a estrés o ansiedad significativo que altere sus actividades cotidianas, puede solicitar apoyo del personal de la salud como psicología o psiquiatría para asesoría.