Hay 4 grandes tipos de leucemia: la leucemia mieloide aguda o crónica y la leucemia linfoide aguda o crónica. En las personas jóvenes es más frecuente la forma aguda y lo que ocurre es que la médula ósea comienza a producir células que se conocen como blastos: son células anormales de la sangre que no cumplen el papel de las células normales.
Los síntomas que se pueden producir son fiebre, sudoración nocturna, ganglios, fatiga, aumento del tamaño del bazo. Cuando los casos son severos hay disminución de glóbulos rojos lo que da anemia, hay disminución de células blancas o gran aumento de la mismas y se producen infecciones. Cuando hay disminución de plaquetas se dan sangrados.