Los termogénicos nos ayudan a acelerar el metabolismo y, con ello, la quema de calorías y grasas del cuerpo. Ellos suelen incidir directamente en el corazón ya que se trata de sustancias estimulantes que aumentan el ritmo cardíaco, por lo tanto pueden hacer que este órgano sufra las consecuencias. Su ingesta no es recomendada en personas que padecen del corazón o aquellas que tienen mala circulación, hipertensión, arritmias cardiacas, ya que pueden producir taquicardias, arritmias o incluso paros cardiacos. Es aconsejable no realizar una dieta baja en hidratos de carbono, ya que al acelerar el metabolismo es necesario que mantengamos unas reservas de glucógeno altas para así obtener energía. Si no lo hacemos, al aumentar el ritmo metabólico conseguiremos un rápido consumo de la energía, quedándonos sin fuerzas para poder hacer frente a las necesidades físicas. También, al acelerar nuestro metabolismo, se puede llegar a producir insomnio, ansiedad. Lo mejor es consultar a su médico antes de iniciar su ingesta para valorar los antecedentes y los riesgos que puede llegar a tener. Lo más recomendable es que siempre tenga una dieta balanceada, realizar actividad física para mantener el peso adecuado.