Es posible que sea una lesión pasajera, posiblemente asociada a la picadura de un insecto (independiente de no haberlo presenciado); si la lesión persiste o aumenta de tamaño, asistir a consulta para una valoración presencial. Mientras tanto, si esta genera molestias se puede aplicar frío local o lociones mentoladas o con calamina para disminuir el rascado.