La broncoscopia consiste en la introducción de una cámara a través de una manguera o tubo flexible por la vía respiratoria con el fin de identificar lesiones o tejidos anormales o la toma de muestras para descartar los mismos.
El cepillado se refiere a la toma de una muestra de secreciones o de tejido en la luz de los bronquios para posterior realización de pruebas de laboratorio o visualización en microscopio, se diferencia de una biopsia al no tomar una porción de tejido (lo cual también se podría realizar según los hallazgos).
Usualmente este procedimiento se lleva a cabo bajo sedación en un consultorio o sala de procedimientos apropiados, pero esto puede variar según las distintas instituciones, realizándose en algunas en salas de cirugía bajo supervisión de anestesiólogo. La anestesia local no se emplea en este tipo de procedimientos.
Los riesgos de una broncoscopia incluyen los riesgos generales de cualquier procedimiento que son sangrado por donde pase el broncoscopio, lesión de órganos o estructuras cercanas, infección, molestias en la nariz o garganta, necesidad de reintervención. Aunque muy poco frecuente pero debe mencionarse siempre está el riesgo de muerte con cualquier tipo de intervención.