Una prueba de embarazo solo puede cambiar de negativo a positivo, si se realizó de manera muy temprana y la prueba no alcanzaba a detectar la hormona del embarazo, y con el paso de los días, las concentraciones de esa hormona van aumentando y se hacen detectables por la prueba. Por esa razón, se recomienda realizar la prueba de embarazo cuantitativa en sangre pasados 10 días de la relación sexual; si después de ese momento la prueba arroja un resultado negativo, con muy alta confiabilidad se descarta un embarazo y la prueba no cambia a positiva, a menos que el embarazo sea resultado de otra relación sexual.