Las quemaduras que desarrollan ampollas se consideran de segundo grado. Se producen porque la quemadura afecta la capa más superficial de la piel (epidermis) y la siguiente (dermis) ocasionando la pérdida de las conexiones entre las células de la dermis y la epidermis, lo que da espacio a que se acumule líquido y se desarrolle la ampolla. Lo ideal, es no reventar las ampollas ya que así queda la dermis expuesta y se produce fácilmente una infección. Si ya las ampollas han sido reventadas, lo ideal es retirar la piel muerta que recubría la ampolla y lavar el área todos los días con agua y jabón; además de aplicar un antitóxico tópico como sulfadiazina de plata. La recuperación puede tardar de 2 a 3 semanas. Es recomendable no exponer el área quemada al sol porque podría generarse una cicatriz.