Es la pérdida progresiva, por un periodo mayor a tres meses de la función renal, que usualmente se da de manera irreversible y de forma gradual. Esto conlleva a que los riñones no puedan eliminar los desechos, conservar los nutrientes y cumplir con sus funciones a cabalidad. Su causa se debe a una enfermedad de base que presenta la persona, como puede ser la presión arterial alta, diabetes u otra enfermedad que deteriore la función renal. En etapas avanzadas se puede acumular niveles peligrosos de algunas sustancias que debían ser eliminadas del el cuerpo.