La enfermedad de Huntington es una condición hereditaria que provoca el desgaste de algunas neuronas a nivel de una zona llamada ganglios basales, específicamente en las neuronas del núcleo estriado, particularmente aquellas en el núcleo caudado y el pálido. También afecta la corteza cerebral, que controla el pensamiento, la percepción y la memoria. Las personas con esta enfermedad nacen con un gen defectuoso en el cromosoma 4 ( es un trastorno dominante autosómico) que genera los síntomas de movimientos descontrolados, torpeza y problemas de equilibrio, dificultad para caminar, hablar, alimentarse y reconocer a sus familiares. Usualmente estos síntomas aparecen después de los 30 o 40 años, pero hay una forma de la enfermedad de aparición temprana poco frecuente que inicia en la niñez o en la adolescencia. Al ser una enfermedad genética si uno de los padres tiene la enfermedad de Huntington, el hijo tiene un 50 por ciento de posibilidades de tenerla. Un análisis de sangre puede indicar si tiene el gen de la enfermedad y si la desarrollará. Este proceso hace parte de la consejería genética, un servicio que actualmente está disponible en los servicios de salud mundial. No existe una cura para esta enfermedad ni para evitar la progresión a sus etapas de severo compromiso, pero si para manejar síntomas y mejorar la calidad de vida.