Hasta el momento no se ha evidenciado una relación directa que el virus sea reactivado por la ingesta de alcohol (ya sea metanol o etanol), luego de un tratamiento adecuado y dosis indetectables del virus en exámenes de carga viral. Pero no es recomendable la ingesta de alcohol mayor a 12 onzas (350 ml) de cerveza, 5 onzas (150 ml) de vino o 1.5 onzas (45 ml) de licor fuerte como el vodka de manera crónica, ya que aumenta el riesgo a largo plazo de enfermedades como la cirrosis hasta el cáncer hepático.
Para prevenir la reinfección del virus es importante la higiene de manos y el uso de preservativo, por ejemplo. Al igual que continuar con los controles por parte del médico que lo atiende.