El consumo de alcohol afecta la psicomotricidad, el tiempo de reacción, la coordinación de ojos y manos, la precisión y la coordinación. También puede disminuir la fuerza, la potencia, la tolerancia muscular local, la velocidad y la tolerancia cardiovascular. El consumo prolongado y excesivo produce cambios patológicos en el hígado, cerebro, músculos y corazón.