Debe recordar que para realizar esta práctica se requiere un buen grado de conocimiento de la pareja, intimidad, confianza, y comunicación; además de contar con mecanismos que permitan una adecuada lubricación. También usar caricias que permitan la dilatación paulatina para poder generar un buen grado de excitación y que el hombre cuente con la capacidad de ser paciente y cauteloso, dado que no puede moverse tan enérgicamente como lo haría durante el coito vaginal porque corre el riesgo de dañar tejidos muy delicados.
Esta práctica continuada y sin la técnica apropiada lleva a que el ano se dilate de manera permanente y no vuelva a su posición original, lo que trae problemas a muchas personas en términos de presentar infecciones frecuentes por heridas, dolor constante por desgarres musculares, problemas en la evacuación o llegar con el tiempo a perder el control de esfínteres, porque el músculo no logra reacomodarse adecuadamente.
Siempre deben buscar el espacio adecuado y comenzar despacio y con paciencia. No siempre se logra adecuadamente la primera vez, pero a medida que haya paciencia, confianza y relajación, es una práctica bastante placentera, ya que la región anal cuenta con múltiples terminaciones nerviosas.
Usar lubricante y/o preservativo. Siempre cambiar el preservativo para evitar infecciones si se va a continuar con penetración vaginal.