La linaza, a pesar de ser una semilla conocida desde hace mucho, no se usa ampliamente en la formulación de alimentos. Esta semilla posee importantes cantidades de compuestos bioactivos, como ácido alfa-linolénico, lignanos y fibra dietética, los cuales tienen efectos potenciales en la prevención de algunas enfermedades crónicas no transmisibles. Estas características convierten a la semilla de lino en una atractiva fuente de ingredientes para ser usados en la elaboración de diferentes alimentos funcionales, no se han descrito efectos adversos por su consumo salvo de los gastrointestinales de intolerancia.