Muchas veces esto puede ser normal, sin embargo hay múltiples razones para esto, como el uso de algún método anticonceptivo, estrés, cambios en la alimentación o inicio reciente de realización de actividad física. Esto no causa repercusiones en el cuerpo, pero si persiste o preocupa mucho, es mejor consultar, ya que allí se puede hacer una evaluación clínica más certera y objetiva.