Las cámaras de bronceado emiten luz ultravioleta tanto A como B, lo mismo que las que conforman la radiación solar natural. Cualquier exposición a este tipo de radiación, bien sea en cámaras o luz solar natural, es causante de daño celular, envejecimiento de la piel y potencialmente responsables de la aparición de enfermedades relacionadas con cáncer en la piel.
La relación es directa y no necesariamente proporcional a la cantidad de radiación recibida, es decir que siempre se relacionan, pero no todo el mundo reacciona igual a una cantidad igual de radiación, encontrando personas que desarrollan cáncer de piel con exposiciones relativamente bajas y otras que las toleran mejor.
En este sentido, podemos decir que tanto el uso de cámaras bronceadoras y la exposición al sol directamente, son ambas responsables de aumentar el riesgo de envejecimiento y cáncer de piel, mucho más cuando se trata de personas jóvenes o adolescentes.
Tan clara es la relación que en muchos países está prohibido su uso para menores de edad y en otros están prohibidas completamente. Entonces podemos decir que son un riesgo, más que ser malas o buenas, y cada uno debe decidir qué tanto riesgo desea correr de sufrir las enfermedades ya descritas.