El principio activo de la aspirina es el ácido acetilsalicílico. En algunos medicamentos dermatológicos este compuesto se usa como queratolítico actuando sobre la piel y produciendo un efecto inflamatorio y descamativo. El problema está en que las concentraciones de ácido acetilsalicílico de la aspirina pueden llegar a ser muy altas para algunas pieles (sensibles) y causar irritación o incluso dermatitis alérgica de contacto y en vez de ayudar empeorarían la condición.
La recomendación es acudir al dematólogo para evaluar su caso y formular el tratamiento más adecuado.