La vitamina E es un antioxidante, lo que quiere decir que protege el tejido corporal del daño causado por sustancias llamadas radicales libres, que pueden dañar células, tejidos y órganos. Las dosis mayores de 800 mg/día por tiempo prolongado pueden ocasionar náuseas, malestar intestinal, diarrea, fatiga, debilidad o cansancio, jaqueca, visión borrosa, rasquiña. Estos síntomas desaparecen al suspender el tratamiento.